Comunicado por el fallecimiento del Dr. Alfonso Pérez Gracia

IN MEMORIAM ALFONSO PÉREZ GRACIA

El día 2 de mayo de 2024 nos dejó nuestro colega y amigo Alfonso Pérez Gracia.

Cursó los estudios del grado en Medicina en la capital murciana allí donde también realizó la formación en la especialidad de Medicina Interna, trasladándose inmediatamente para ejercerla como adjunto al Hospital Santa María del Rosell, donde comenzaría su singladura como un internista “clásico”, en el amplio buen sentido de la palabra, como aquel internista que ejerce basándose en el diagnóstico diferencial, el cual dominaba y del que todos reconocían su destreza. Y además de los internistas que aman su especialidad, sabiendo arremangarse cuando las casi constantes condiciones de sobrecarga asistencial así lo exigían, sin abandonar la esencia del internista orgulloso de serlo. Su buen talante, un hombre tranquilo y sereno, junto con sus conocimientos clínicos, le facilitó primero el respeto de sus compañeros, tanto de Medicina Interna como del resto de especialidades, lo que se transformaba en breve en aprecio y admiración. Lógicamente, esta misma suerte de sentimientos surgían en los pacientes, “sus” pacientes, sobre todo aquellos con enfermedades autoinmunes y sistémicas, a las que se dedicaba con especial interés. Eran pacientes fieles y considerados con el Dr. Pérez Gracia, algunos de ellos seguidos durante años y que no permitían que se cortara el cordón umbilical de una relación directa de “al menos una vez al año” como muchos casi le rogaban cuando les iba a dar de alta en la consulta externa.

Su ejercicio profesional abarcó todos los hospitales de Cartagena: en primer lugar, el Hospital Santa María del Rosell, posteriormente una etapa en el Hospital Naval del Mediterráneo, y finalmente en el Hospital Santa Lucía, ejerciendo en estos dos últimos de jefe de sección y posteriormente de jefe de servicio.

Cartagenero orgulloso, hacía gala de su profundo amor a la tierra que le vio nacer y donde ejercía su profesión allá donde tenía ocasión, salpicándonos de píldoras de la historia de la trimilenaria Cartagena cuando la oportunidad lo hacía posible. Practicaba además su pasión por la lectura, no solo de literatura médica, sino también de libros no científicos, de los que el género de terror era el que le apasionaba. Y, como consecuencia inevitable de esa pasión, la escritura era otra de sus grandes pasiones. Era persona de prepararse sus discursos, sus presentaciones, adaptadas al tiempo disponible pero elaboradas con minuciosidad y salpicadas de notas históricas y citas literarias con las que adornaba su brillante exposición y que todos esperábamos manteniéndonos en vilo durante su lectura tranquila de esos folios preparados con cariño y sabiduría. Pero esa pasión fue a más, y plasmó su buen hacer en la creación de relatos, relatos cortos que publicaba y de los que no alardeaba, en consonancia con su carácter. 

Aunque su trabajo en el hospital le llenaba el aspecto profesional, su gran pilar, como no podía ser de otra manera, era su familia. Su esposa Maribel, con la que no solo compartía profesión (no especialidad, pues es ginecóloga) sino también periplo por los hospitales de Cartagena, era su gran apoyo y guía en el ejercicio profesional, pero sobre todo en el familiar. Inseparables durante “toda la vida” era la persona con la que compartía sus confidencias, inquietudes y pensamientos, que le aportaba aún más serenidad y la visión objetiva del que ve las situaciones alejándose del foco. Con ella formó una familia de la que estaba orgulloso, con 3 hijos en los que se volcaron en su formación y educación a ser “buenas personas”, lo más importante y lo más difícil en esta vida efímera que nos toca vivir y de la que todos nos sentiríamos orgullosos que dijeran de nosotros cuando la abandonemos: “era una buena persona”, lo que era (es) Alfonso.

Sus últimos años estuvieron ensombrecidos por una enfermedad que paulatinamente le fue mermando primero sus facultades físicas, algo que llevaba con resignación, pero contra la que luchaba con ahínco, con el bastón inquebrantable de Maribel, y con la preocupación de todos sus compañeros que veíamos cómo se cebaba en una persona abnegada, en la que le hacía difícil ejercer y disfrutar de su profesión. Y como si de una desgraciada novela de suspense se tratara, sus últimos meses de actividad laboral se vieron sobrevenidos por otra enfermedad que finalmente apagó su luz, en esta ocasión de forma rápida, en semanas, atravesando la edad de la jubilación tras la que tenía merecido un descanso profesional y total disfrute vital, que le fue arrebatado sin piedad, sin poder hacérsele una gran despedida profesional, a la altura de la persona que fue, tanto profesional, social como familiarmente. Aun así, todos lo guardaremos en nuestro recuerdo como esa gran persona con las que afortunadamente te cruzas en la vida y de la que no te queda más remedio que aprender, para ayudarse a ser “una buena persona”.

El Servicio de Medicina Interna del Complejo Hospitalario de Cartagena y la Sociedad de Medicina Interna de la Región de Murcia quieren expresar su afecto y cariño a la familia de Alfonso Pérez Gracia, un internista y sobre todo un amigo, cuyo recuerdo mantendremos vivo y transmitiremos a futuras generaciones médicas.

2 comentarios en “Comunicado por el fallecimiento del Dr. Alfonso Pérez Gracia

  1. Gracias, Alfonso, por todo lo que hemos compartido y por todo lo que hemos aprendido de tí…Hasta siempre!!!

  2. Alfonso, somos afortunados los que hemos podido aprender de tí, un médico y una persona siempre modelo a seguir. Tienes junto a tu familia todo mi cariño.

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